domingo, 28 de noviembre de 2010

Déficit, presupuestos, clima



(La ilustración corresponde a la presentación que hicimos hace dos años sobre el estado de las cuentas públicas en Navarra. Obvio es que no sólo no se nos hizo caso, sino que se intentó silenciar esa voz. Así estamos hoy como estamos.)


DÉFICIT. Hace un año hubo una diatriba a cuenta de los datos que avanzó el departamento de Economía y Hacienda sobre el cierre del ejercicio. De nuevo, un cierre con déficit añadido al que ya se calculaba mediante la emisión de nueva deuda. De nuevo, un fracaso del consejero más frívolo y pusilánime que ha conocido Navarra en décadas. Para salir del paso, Miranda declaró a Diario de Navarra que a partir del mes de febrero de 2010 la web del Gobierno de Navarra publicaría los estados trimestrales de ejecución presupuestaria. Mintió. No se ha publicado nada ni en febrero ni hasta noviembre. Y el Banco de España ha señalado a Navarra como una de las Comunidades más opacas en relación con sus cuentas públicas. Es un episodio más en una cadena de ellos. Llevamos una legislatura sin que se informe puntualmente de cómo se va ingresando y gastando el dinero, de cual es el desfase y hasta dónde llega la insolvencia (déficit) de la hacienda foral y su proyección futura. En muchas ocasiones he dicho que esto es el fruto de la incompetencia del arriba citado, pero también de un modelo político clientelar y providencialista que está agotado, muerto, sin que sus allegados (UPN y PSN) quieran reconocerlo. El cadáver no se entierra porque el vacío político que quedará detrás es atronador. Se intenta prolongar un mal guión político a base de aburrir al personal. El periódico El País nos ofrecía el viernes un titular en el que se anunciaba que Andalucía, Extremadura y Navarra incumplirían el déficit previsto legalmente para 2011. El dato era rotundo, pero lo más severo de él era que la fuente de la información era el propio Ministerio de Economía y Hacienda. Luego llegaron las malas excusas de Sanz, hablando de que una parte de esa osca era lo del Tren de Alta Velocidad, y por ello endosable al Estado. Lo que la disquisición pretende disimular es el calamitoso estado de las cuentas navarras, que llevan pagando a crédito el gasto ordinario desde hace ya tres ejercicios presupuestarios.

PRESUPUESTO.
El PSN ya ha mostrado sus cartas. Ha logrado que el Presupuesto General de Navarra esté en el Parlamento sometido al fuego graneado de las enmiendas, con él de director de orquesta. Estos estafadores políticos de UPN y PSN se han pasado la legislatura hablando de la “gobernabilidad” como manera de “afrontar la crisis desde el consenso”, y resulta que en el año en el que peor estamos no son capaces de ponerse de acuerdo en nada. Atronador, por cierto, el silencio de los ámbitos mediáticos y económicos que tan vehementemente han acunado el pasteleo ese. Si atendemos a su racional, justo ahora es cuando más falta haría ese concierto de voluntades políticas. Pues no. Lo cual demuestra que lo de la “gobernabilidad”, igual que lo del “quesito”, es un mero arrope para los fracasos, las miserias y las limitaciones políticas de unos y otros. Pero además, esta vez el PSN planea algo de mayor calado. No es que se desmarque de sus socios por la cercanía electoral. En realidad, está ensayando la manera en la que podrá alcanzar la presidencia del Gobierno de Navarra. Sus enmiendas al presupuesto se dejan al albur de la Cámara, y seguro que NaBai e IU apoyan gratis unas cuantas. Si los datos del próximo Parlamento son esencialmente los del Navarrómetro, con un PSN tercero pero llave de todas las posibles combinaciones de gobierno, Roberto Jiménez se presentará ante el Pleno para ser investido “sin ataduras”, dirá. Y o bien los de NaBai le dan sus votos para desalojar a UPN, o bien estos tendrán que tragar e investir al de Pitillas a cambio de las migajas que le puedan caer de la mesa. La jugada es esa, se quiera reconocer o no, y lo único que puede impedirlo es que el PPN tenga a su alcance otra llave que cierre lo que la de los socialistas puede abrir. En todo este panorama, los regionalistas están a por uvas. Cuentan los asientos que pueden ocupar y hacen sus cábalas de mirada corta. Roberto Jiménez está ajustando con precisión el único sistema que le puede llevar a Palacio.


CLIMA.
He hecho sincero propósito de no contestar a Sanz en sus bravatas. Tengo varias razones para ello. Creo que la gente está harta. Creo que incluso Sanz merece acabar con dignidad su mandato. Creo que Sanz tiene problemas y está nervioso, porque se están desmoronando delante suya muchas estructuras en las que confiaba para tener ingresos económicos después de su cese en junio. Y sobre todo creo que tiene la mala conciencia del trilero, que pasó del “si los ciudadanos han votado eso, que se jodan” al intentar engañar a esos mismo ciudadanos cuando en 2008 votaron “UPN-PP / Rajoy” y él quiso montar el tocomocho de “UPN-PSOE / Zapatero”. La visita de Mariano Rajoy a Navarra la quiso saludar el de Corella hablando de que los del PPN no estamos en Navarra y sí en Madrid. Digo que no pienso contestarle, pero digo también que empiezo a estar harto de tanta imbecilidad. Igual la de Sanz que la del tal Sayas, que utiliza el monotema cada vez que pretende provocarme en Twitter (sí, Sayas, el mismo que la noche electoral se proclamó alcalde de Berriozar). Mi problema es que cuando estoy en Navarra no frecuento los mismos ambientes que ambos, y por eso no se enteran de si estoy o no. Pero más allá de esas mezquindades, quiero constatar que esa permanente alusión personal, ese pepiñismo zafio, va a seguir sin tener por mi parte ninguna respuesta en la misma dimensión descalificatoria. Jamás se me habrá oído decir que justamente el partido que se dice “especialista en Navarra” tiene a una presidenta de Burgos y a un secretario general de Talavera. Me enfadé cuando Roberto Jiménez hizo chistes con aquel vestido de Barcina exhibido en no se qué reunión de alcaldes. Y reproché que el concejal socialista José Antonio Navidad se cebara en Twitter con el asunto de la casa millonaria y la separación matrimonial de Barcina, nada más publicarse la noticia. Aun hay clases, claro que sí. Sanz y sus compadres, a sus miserias. Nosotros, a lo importante.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Tres frases

La primera: “Navarra va como un tiro”. La dijo Álvaro Miranda, consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Navarra en entrevista con Jokin Sanjulián en Popular TV. Miranda es el mismo que dijo hace poco “me regalaron un Rolex pero no le di importancia”, y pocos creían que pudiera superar su propia frivolidad. Pero lo ha hecho, y sin despeinarse. 44.980 parados navarros le contemplan, la cifra más alta en décadas, y subiendo. Es lacerante que el responsable público de la economía navarra actúe de manera tan zafia. Y sobre todo que recurrentemente esté diciendo que andamos mejor que el conjunto de España. Busca la comparación con lo peor de Europa, cuando hace algunos años, antes del advenimiento del quesito de Sanz, lo que hacíamos en Navarra era compararnos con lo mejor de Europa. Navarra hoy tiene una tasa de paro superior a la de Inglaterra, Francia o Alemania, pero Miranda se lo pasa bien diciendo que frente a la ruina española, somos algo menos ruinosos. Miranda, nacido en Zaragoza, es uno de aquellos que corrió a afiliarse a UPN cuando éste partido rompió con el PP, cosa que cumplimentó acompañado de alguna insigne gabinetera. Venían a constatar que, eliminada la carcundia, ellos podían ser tan napartarras como el que más. Hoy la frivolidad del personaje es la que articula toda la mala propaganda del régimen. Jamás pensé que el puesto en el Gobierno al que más seriedad se le debe exigir haya acabado ofreciendo estos espectáculos.

La segunda: “Te contamos lo que nadie te cuenta”. Figura en la web de Caja Navarra y está rotulada en todas sus oficinas. Aun así, es un desastre la política de comunicación que están desarrollando desde que aquel 23 de julio, a las 7 de la tarde, se notificara su suspenso en los tests europeos de resistencia. A pesar del ahínco de su equipo directivo por tapar vías de agua -cosa de agradecer- la Caja está granjeándose nuevas desconfianzas día a día. Nos enteramos de asuntos relevantes por confidenciales que se escriben en Madrid, y crece la sensación de que siempre va por detrás de las malas noticias que le afectan. Así no se puede seguir, por muy complejo que sea el momento en el sector financiero español. Se requiere escuchar, urgentemente, la voz de esa cohorte de políticos de UPN y PSN, afortunados por las dietas que cobran, que componen la inopinada “Junta de Entidades Fundadoras” de Caja Navarra. A saber, y para que conste, son los siguientes: Miguel Sanz (con puesto vitalicio), Yolanda Barcina, Álvaro Miranda, Javier Caballero, José Iribas, Carlos García Adanero, Alberto Catalán (de UPN) y Roberto Jiménez y Samuel Caro (del PSN). Se han atribuído funciones “asesoras” en la Caja, a cambio de unos miles al año. Y se supone que algo harán, pero están eludiendo lo fundamental: dar una explicación a la sociedad a la que originalmente representan. El régimen UPSN, casi al completo, compartiendo un chollo que no consideran una responsabilidad, y que por cierto alcanza especialmente a Sanz (presidente de la Caja hasta junio) y a Barcina (presidenta de la Comisión de Control hasta junio). La Junta esa, que no es otra cosa que una mamandurria, que ofrezca explicaciones o que se disuelva.


La tercera: “No hay otro camino que la aceptación y apoyo por parte de UPN de la enmienda socialista para aumentar los impuestos”. Dicha por Anai Astiz, del PSN, referida al lío que se traen ellos y los de UPN a cuenta del Presupuesto de Navarra para 2011. La propuesta es diáfana y recurrente: UPN, a tragar. Como lo lleva haciendo años. Es un sarcasmo que ahora los de Sanz y Barcina se pongan estupendos con lo de no subir los impuestos al ahorro cuando ellos lo hicieron el año pasado. O que digan que no quieren que suban los impuestos, en general, cuando han votado a favor de hacerlo siempre que se lo ha puesto en sus narices el PSOE. UPN está buscando, en burda estratagema pre-electoral, que no parezca que han estado asumiendo sin chistar toda la nefasta política socialista de los últimos años. Cosas del quesito, de Pepiño y del hotelero. Lo malo es que los de Barcina tienen vocación eterna de seguir en lo mismo. Están encantados con el Navarrómetro, el que dice que la llave la seguirá teniendo el PSN.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Comentarios al Navarrómetro. Yo también quiero un cambio


Perdón por la autocita, pero tengo escrito desde hace tiempo que las encuestas electorales son un mero entretenimiento. Hace años publiqué en prensa un artículo llamado “¿Usted engaña a las encuestas?”, en el que intenté explicar la razón por la que cada vez hay más discrepancia entre las proyecciones demoscópicas y los resultados finales en las urnas. Argumenté entonces que el problema no es la maléfica cocina que se atribuye a las empresas de sondeos, sino una causa original mente más sencilla. Los ciudadanos han aprendido a convivir con todo tipo de encuestas, y juegan a engañarlas. No es que oculten sus preferencias, es que las declaran de manera alevosa, como un modo de despreciar lo que en el fondo es una intromisión en su intimidad. Sirva este prólogo para relativizar (y hasta desdeñar) las sesudas interpretaciones que se están haciendo de denominado “Navarrómetro”, la encuesta que el pasado viernes dio a conocer el Parlamento de Navarra. Un entretenimiento, digo. Aunque un entretenimiento de 30.000 euritos a cargo del contribuyente. Políticos y prensa, encantados.

Aun así, es innegable que el sondeo va a tener consecuencias más allá de las valoraciones que se hagan. No vaya a ser que acierte. Técnicamente es un buen trabajo, con 1.500 entrevistas personales. La muestra está bien ponderada y no hay que dudar de la profesionalidad de la empresa que lo ha realizado, la bilbaína Ikerfel.


Sin desdoro de sus cualidades técnicas, lo primero que resulta llamativo del “Navarrómetro” y lo que cuestiona su capacidad de acierto es que es el único sondeo hecho en España en los últimos dos años que presenta una posible subida del PSOE. Inaudito, e incongruente con la realidad que cualquiera palpa en el ambiente. Los socialistas van a pagar en las próximas elecciones su nefasta política económica, la del récord del paro, y por ello es impensable que puedan ganar posiciones. En el microcosmos navarro tampoco. No consta que estén haciendo nada distinto que seguir los postulados de Zapatero y Blanco, y no hay, que digamos, un liderazgo rutilante en las figuras de Jiménez o Moscoso. La prueba del algodón está ya hecha: el sondeo navarro es tan creíble como queramos creer que los socialistas van a crecer en votos.


Inevitablemente, los partidos imaginamos cómo sería Navarra a partir de datos como los entregados esta semana. Y hay que reconocer que la encuesta pesa, no es inocua aunque se dude de ella. Al contrario, va a ser condicionante de las estrategias y actitudes que veamos a partir de ya mismo.
Y la pregunta que hay que hacer es quien sería el verdadero ganador caso de que las urnas refrenden estos datos. En un análisis objetivo y desapasionado, la respuesta es bastante obvia: el PSN. Son los terceros, pero son los únicos que pueden armar dos opciones de gobierno distintas: una con UPN (seguramente, con una fórmula bien distinta a la actual) y otra con NaBai e IU, opción esta que no descartan ni van a descartar a pesar de que la quieran envolver en todo tipo de eufemismos. Es el PSN el que decide quién gobierna y cómo se gobierna. Y, por descontado, qué papel pueden elegir ellos. Dicho en plata, el “Navarrómetro” es la encuesta perfecta para Pepiño, la que él hubiera pintado en el mejor de sus sueños. Nadie lo dude: si los datos del 22 de mayo son estos, el PSN tonteará con NaBai, NaBai aceptará apoyar la investidura de Jiménez, y, en el mejor de los casos, Jiménez dirá a UPN que con ese pájaro en mano, lo más que acepta de los regionalistas es que le lleven al mismo salón del trono a cambio de no ser aupado por los nacionalistas vascos. En definitiva, si los pronósticos se hicieran reales, las posibilidades de Barcina de ser presidenta son cero.

Por esto resulta tan patético ver cómo UPN se muestra satisfecho de los resultados que les otorga el sondeo. Se dedican a contar escaños y a constatar que su caída no es tan acusada como otros previeron, pero no quieren ver lo fundamental. Si el próximo Parlamento sale así, y aunque crean los regionalistas que les será posible acceder al gobierno afianzando la fórmula UPSN, lo cierto y verdad es que en ese supuesto estarían condenados a hacer no otra cosa que lo que les dictara el PSN. Como hasta ahora, pero más. Subidas de impuestos, cutre-subvenciones, apoyos clientelares, aumento del paro, déficit y deuda galopante, obras públicas absurdas, leyes del aborto de escala foral, mamoneos varios... Eso es lo que emana del socialismo, y lo que estaría incondicionalmente dispuesto a asumir UPN con tal de mantener algunos sillones. Me hace verdadera gracia comprobar estos días como incluso personas del ala más mojigata y conservadora de ese partido están encantados con el “Navarrómetro”, cuando lo que se les vendría encima, en el mejor de los supuestos, es que se vieran obligados a mantener genuflexión permanente ante los de Jiménez. Triste destino para un partido que años atrás tenía un carácter propio, y representaba actitudes más solventes que la del mero mantenimiento de las poltronas.


La estimación que ofrece el Navarrómetro es el fruto de la teoría del quesito, la que esbozó el estratega Sanz en una conferencia cuyo sucinto vídeo es la explicación de toda la historia política reciente de nuestra comunidad. Ya dije que lo del quesito (asco me da hasta escribir la palabra) “es la mayor declaración de impotencia política que he escuchado nunca, más sabiendo que está rotundamente desmentida por los hechos. (...) Pero además de su herejía empírica, la “teoría del quesito” supone la rendición electoral ante el socialismo y el nacionalismo, al asumir vicariamente que es imposible superarlos en sufragios. Esa teoría fue la excusa de quien había fracasado electoralmente, y construyó el molde doctrinal a medida de su incompetencia. Ese quesito tiene el sabor de la resignación y la deserción”.


Al final, para estratega de verdad, Pepiño. Es quien ha conseguido que la única cosa a la que pueda aspirar UPN es a mendigar compasión al PSN, tercer partido de Navarra. Sé que nunca Barcina será presidenta con los votos de Jiménez. Como mal menor para UPSN, Jiménez lo podrá ser con los votos de Barcina, un minuto antes de que ésta tenga que presentar su dimisión. Y si no, gobierno social - nacionalista como se ha visto en Cataluña, Aragón, Galicia o Baleares. Apunto algo más, y algo muy serio. En el escenario de una posible negociación de Zapatero con ETA, a pocos meses de unas elecciones generales en las que necesita esa baza electoral, la posibilidad de un gobierno de este tipo en la Comunidad foral resulta crucial. Y hasta ahí puedo leer, de momento.


Un comentario final. Se ha destacado que el 68% de los navarros reclaman un cambio político. Pero, al mismo tiempo, la foto que se ofrece es la misma que en la anterior encuesta, y muy parecida a lo que depararon las urnas hace tres años y medio. Yo también quiero un cambio, y es seguro que lo voy a intentar propiciar. Ese cambio consiste en que no gobiernen ni los nacionalistas ni los socialistas. Así lo decimos, cosa que otros no pueden. Hablaremos de ello, y espero que el hecho de que vayamos a tener una posición relevante en el futuro de Navarra sirva para que algunos dejen de ningunearnos y censurarnos. Queda mucho partido por delante.

martes, 9 de noviembre de 2010

"El apunte", en las emisoras de la Cadena Ser en Navarra


Hubo un tiempo en el que aprobar un presupuesto podía considerarse una buena noticia. Planificar las cuentas públicas para un año suponía elaborar proyectos nuevos y marcar un camino de mejora social. Pero esto era antes. Antes de que algunos se dieran de bruces con la realidad de lo que ha supuesto esta legislatura que languidece gris en Navarra. Apenas hace dos años Roberto Jiménez declaraba que había que acudir al endeudamiento “sin complejos”, y el consejero Miranda decía, como un eco lúgubre, que la hacienda foral emitiría toda la deuda que le fuera posible. Petulancia e irresponsabilidad de la mano. La escapada ha llegado a su fin, porque hasta la frivolidad política tiene un límite. Este año llega Paco con las rebajas.

Los presupuestos del año que viene son los presupuestos de los recortes y la angustia. Recortes por cómo hay que reducir partidas después de haberlas hinchado irresponsablemente en los últimos años. Y la angustia porque aunque se supone que se aprueban las cuentas para todo un año, lo que veremos en 2011 es que habrá que recomponerlo todo después de las elecciones de mayo. Lo que nos presenta el Gobierno de Navarra y aprobará el Partido Socialista son unos presupuestos insolventes, que apenas van a tirar adelante durante unos meses. Y el que venga detrás, que arree. Son presupuestos que hasta a sus autores producen vergüenza.

Lo malo, como siempre, es lo que está más allá de las cifras sobre las que versará el debate político. Los casi 40.000 parados de Navarra. O los 120.000 pensionistas, que el año que viene van a ver reducidas sus pensiones gracias a que así lo votaron UPN y el PSOE el pasado 27 de mayo. O las asociaciones culturales, a las que ante la falta de dinero en el presupuesto foral, han mandado a mendigar alguna enmienda en Madrid, y todo presagia el timo del tocomocho. Hemos llegado a un final de ciclo con resultados funestos. Algunos venimos diciendo que hace falta un modo bien distinto de orientar la política. Del mantra de la gobernabilidad hay que pasar a la constatación de la eficacia.