jueves, 29 de marzo de 2012

Huelga general.

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El ejercicio de la huelga puede tener mucho sentido en el ámbito de un conflicto laboral de una empresa, o incluso de todo un sector productivo. Es una posibilidad que tiene el trabajador -y por extensión, sus organizaciones sindicales- ante situaciones en las que deba reclamar poder de negociación. 

Pero una huelga general es otra cosa. Es una cruda toma de posición política. Es, por ello, un intento de usurpación sindical sobre la potestad representatitiva que se otorga en democracia a través de cauces legítimos. Es la pretensión de los sindicatos de izquierda de convertirse en agitadores políticos, por encima de lo que representamos los electos. El contraste entre los legitimados y los usurpadores se siente hoy de una manera especial. En el Congreso estamos trabajando -bastante- en producir normas que ayuden a salir de la crisis. En la calle, los piquetes coactivos quieren hacer política sin que nadie les haya elegido para eso. No es nada nuevo, es la práxis tradicional de una izquierda con mentalidad del siglo XIX, aun entreverada de totalitarismo.

Un apunte adicional. España no está para bromas, y los sindicatos montan una huelga general sin que el Gobierno haya cumplido siquiera 100 días. Méndez, el ugetero, era en época de Zapatero conocido como "el verdadero Vicepresidente del Gobierno", y sin duda es corresponsable de la ruina actual de nuestro país y de la lacerante tasa de paro que sufrimos. Pues ahí anda el aguerrido dirigente, en el  estilo dialéctico prepotente que le caracteriza. Parece claro que esta huelga está montada sólo para propiciar la mera supervivencia de unas estructuras sindicales creadas para su propio mantenimiento como poder fáctico. Por eso se ponen tan eufónicos, a pesar de la inutilidad de sus bravatas. Cándido, la huelga ha fracasado.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Antes de hablar de recortes.

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Esta semana es la de los Presupuestos Generales del Estado, por encima de cualquier otra noticia política. El viernes el Gobierno dará a conocer un proyecto que terminará trámite parlamentario entrado el mes de junio, justo a la par del momento en el que, de nuevo, el Gobierno iniciará los trabajos para redactar los del año 2013. Los presupuestos para este año son necesario no sólo para ordenar el gasto, sino para mostrar la determinación de nuestro país en tomar las riendas de una situación complicadisma.

El viernes habrá cifras pero sobre todo habrá cambios muy relevantes en las dinámicas de gasto que nos han traído hasta aquí. Ayer Rajoy anunciaba una reducción en el 15% de las disponibilidades de los ministerios, y se debería comenzar por reconocer que la cifra es completamente aceptable. ¿No han reducido muchas familias y empresas su gasto en cantidades mucho mayores? Lamentablemente, parte de la herencia socialista es un país habituado al soma del gasto público, un gasto al que hay que poner límites de manera urgente.

La palabra de moda es "recorte". Políticos y tertulianos la utilizan una y otra vez, como si presupuestar fuera sólo recortar más o recortar menos. En realidad, lo más importante del hecho de presupuestar es saber establecer los límites de hasta donde llega el imperio de lo público y cual es el espacio genuino que corresponde a la iniciativa civil. Pero además, a tantos como hablan de recortes habría que preguntarles cual es la alternativa a la obligación de domeñar el ingente gasto público en el que nos hemos instalado. ¿Cual es el plan B? ¿Seguir viviendo a crédito, carísimo crédito? ¿Volver a pedir otros 90.000.000.000 euros, como pasó en 2011, para sufragar lo que deberíamos estar financiando de forma más razonable?

jueves, 15 de marzo de 2012

Amejoramiento.

Hoy cedo este espacio a Ana Beltrán, que me sustituyó como Portavoz del PP de Navarra en el Parlamento foral. Esta mañana ha hecho una magnífica intervención en el pleno que conmemoraba el 30 aniversario del Amejoramiento. Recomiendo este vídeo. Estoy orgulloso de que mi partido hable así, con este motivo, y en este sitio.

1954adsl-orig.mp4 Watch on Posterous

martes, 13 de marzo de 2012

De lobbies.

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Esta mañana intervine en la Comisión de Hacienda y Administraciones Públicas como portavoz del Grupo en un proposición no de ley de Izquierda Plural que pedía establecer cierta regulación de los lobbies. No pertenezco a esa comisión pero llevo tiempo trabajando y estudiando el asunto, y como miembro de la Mesa tengo una vinculación directa con los asuntos reglamentarios. El tema en sí me interesa mucho, en lo que tiene de aportación a la mejora de la transparencia y escrutinio público de nuestro trabajo político.  

En lo dicho esta mañana -prometo colgar el vídeo en este mismo espacio- he intentado distinguir dos aspectos. De una parte, el de la literalidad de la proposición presentada, que no era aceptable. Pedía crear una comisión parlamentaria de control, lo que no tiene parangón en ningún parlamento europeo, y además encomendaba al Gobierno regular algo que corresponde estrictamente al Parlamento, sin atender la lógica separación de poderes. La votación no podía ser otra que un no.

Pero hay un fondo que cabe compartir con los proponentes, incluso mucho más allá del tópico maniqueismo con el que la izquierda suele tratar este asunto. Creo -y esto es a día de hoy una opinión meramente personal- que sería positivo articular algún mecanismo para que las relaciones de los legisladores con los grupos de interés discurrieran de una manera más reglada. Sería bueno homologarlas a lo que se ha hecho en numerosos parlamentos occidentales, y hacer de ello un sistema capaz de propiciar una interlocución transparente y mutuamente responsable. Creo que la buena política es la que es capaz de aunar los intereses generales -siempre prevalentes- con los intereses legítimos de las partes afectadas en los asuntos. Ejemplos de este "trade-off" los encontramos todos los días.

Tal vez en el futuro se pueda contar alguna novedad al respecto. El tema se debe seguir trabajando. La Ley de Transparencia que ya redacta el Gobierno va a influir en todo esto, sin duda. Es otra de esas reformas necesarias con las que hay que cambiar el rumbo del país.     

miércoles, 7 de marzo de 2012

Google en el Congreso.

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A finales de este mes, los equipos de Street View entrarán en el Congreso. Prometo foto. No creo que sea ni el coche ni el triciclo que han fotografiado las calles de medio mundo. Supongo que será un equipo limpio, ligero y con óptica precisa, ya que se ocupará de captar las estancias en las que se alojan varios ejemplares de las constituciones que se han promulgado en España. 

La web del Congreso tiene varias referencias bibliográficas útiles para conocer la historiografía constitucional de nuestra nación. A los de Google se les ha ocurrido hacer una nueva aportación en torno a la efeméride de la Constitución de 1812, la primera que podemos tener como tal, y la Constitución liberal por excelencia. Ha propuesto escanear los ejemplares históricos depositados en el Congreso y emular el camino que debe seguirse para visitar el lugar en el que están conservados, a través de un Street View exclusivo. En la Mesa de ayer aceptamos el planteamiento, y se pondrá en marcha de inmediato

Es una oportuna conjunción entre el histórico papel y el nuevo soporte digital. Negroponte lo hubiera podido usar como ejemplo del sentido diferencial que existe entre los átomos y los bits. Las ideas políticas, más si son las liberales, se asientan en cualquier formato, porque valen lo que vale su entendimiento común.

lunes, 5 de marzo de 2012

Los españoles ante el cambio, según Wert.

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Acaba de llegarme una monografía de FAES titulada "Los españoles ante el cambio", escrita por José Ignacio Wert. Sí, el ministro. Hay un disclaimer al inicio en el que se indica que "Este texto fue remitido a la Fundación FAES meses antes de su nombramiento". Aun así, entre las páginas 117 a 150 hay un interesante post-scriptum sobre las elecciones del pasado noviembre.

Primera impresión: el ministro que según la encuesta de ayer en El País era el menos valorado, es quien tiene más fresca en su cabeza la fotografía evolutiva de la realidad sociológica del país. No quiero parecer petulante, pero me siento solidario con Wert, siendo como yo soy el político menos valorado de Navarra, y siendo en cambio alguien que siempre he sido muy exigente analizando mi entorno social, los retos y las maneras de abordarlos. Seguro que a Wert le importa lo mismo que a mi lo que disponga el ranking de las afecciones personales demoscópicas, tan coyunturales como livianas.

Tal sólo voy a dar una pincelada de lo que contiene el libro. Analiza datos cualitativos y cuantitativos de diversas fuentes estadísticas para valorar lo que los españoles pensamos de nuestra propia identidad como nación, la crisis del estado del bienestar, la congruencia entre los valores personales y sociales o la propia función política. El destilado se lee con interés y congratula saber que el actual ministro conoce bien el terreno que pisa él y el gobierno al que pertenece. Los cambios que han de llegar en los próximos meses no son sólo la consecuencia de una crisis concreta en las finanzas públicas: son cambios obligados por la evolución de nuestros valores y requerimientos sociales. Cambios que bien pueden ser guiados por una directriz común: mejorar la corresponsabilidad de todos en lo que es de todos.