jueves, 29 de octubre de 2009

“Para lo que me queda en el convento, me cago dentro”


El panorama de una semana cualquiera en Navarra, al hilo de las cosas que pasan.

La Consejera de Bienestar Social ha anunciado que va a subvencionar a los jóvenes que se quieran sacar el carné de conducir. Las autoescuelas de Navarra son las más caras de España, según se ha evidenciado en diversos estudios de asociaciones de consumidores. En lugar de buscar una manera de reducir esos precios -tal vez convenga la intervención de la Comisión Nacional de la Competencia- la opción facilona es dedicar dinero público al tema, porque sí, porque no se sabe hacer otra cosa. Lo más probable es que la subvención no mejore un ápice la economía de los jóvenes, sino que fomente el alza sucesiva de los precios de las clases. Igual pasó con la genialidad de subvencionar la compra de televisores. Parece que la consejera del ramo, cuando llega al departamento por la mañana, pregunta “¿nos queda algo por subvencionar?”. No es la única que muestra ese tipo de habilidades políticas, aunque sólo ella pudo albergar el mérito de ser la segunda en la lista al Parlamento por UPN en 2007.

El miércoles, en la revista de prensa de “Herrera en la onda”, a eso de las 6:40 de la mañana, la primera noticia a la que se hizo referencia es el escandaloso desfase económico del circuito de Los Arcos. Claro que era noticia nacional. Lo es la estulticia del que tuvo la idea y también la del que no la supo gestionar. El circuito nació de una iniciativa de la sociedad pública Sprin, juguete creado por Francisco Iribarren después de que se cobrara el dinero de la venta de EHN y se empleara la mitad del mismo en la compra de acciones de Iberdrola, uno de los asuntos más desvergonzados de los últimos años. Sprin nació en los tiempos en los que algunos pensaron que podían jugar a empresarios de vanguardia con el dinero de todos. No miren su página web, porque no encontraran una mínima memoria financiera, ni ningún reporte de actividad. Sólo unas fotitos. Pues ya tenemos circuito, aunque ahora no sepamos qué hacer con él.

El PSN pide que se gaste más dinero, dinero que no existe. El presupuesto de Navarra se debe aumentar un 3%, a pesar de que los ingresos han caído a niveles menores de los de 2006. Da igual. La legislatura terminará con más de 1000 millones de euros de nueva deuda, y subiendo. Se negocia al alza como si nada pasara, mientras en el País Vasco el PSE y el PP han pactado reducir el presupuesto el 10%. Lo de aquí es el producto de la línea política del PSN en su década y media de oposición. Siempre han intentado hacer ver que hay dinero de más para gastar. Si ahora tuvieran la capacidad de entender mínimamente lo que nos dicen tozudamente los números, reconocerían que su paradigma es falso. Pero el problema no es sólo ese socialismo de efluvios. Lo es fundamentalmente quien brinda acogida a sus invectivas, sin ponerles coto aunque sea consciente de la insolvencia e irresponsabiliadd de lo que piden. Es ese mismo que debe estar pensando, como reza el refrán ribero, “para lo que me queda en el convento, me cago dentro”.

Coda relativa al nivel político que tienen algunos. Hay quien me ha pedido que conteste a Roig, que el otro día en un articulillo me mencionó para injuriarme, con bastante poca originalidad y destreza. No voy a replicarle, de momento. Si lo hiciera contaría las razones de su inquina, y debería referirme a aquella tarde de 1996 cuando se me ofreció, lamelibranquio, para ser director general de salud. O podría hablar lo de la farmacia que él sabe. Me quedo con algo que dijo Lizarbe el miércoles en una tertulia radiofónica. “Roig fue propuesto por los sindicatos mayoritarios y la CEN para ocupar su puesto, y lo está haciendo muy bien”. Ahora comprendo lo de la subvención de más de 8 millones de euros que se asignó a esos mentores el año pasado, según noticia aparecida recientemente.

Pues así nos va la vida.

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