He tenido el honor de ser uno de los redactores de la Ponencia Social de nuestro 17 Congreso. El trabajo no es poca cosa. Supone, en primer lugar, redactar un texto inicial que actualice e innove nuestras ideas políticas en estas materias. Después, someterlo a las enmiendas de los compromisarios y organizaciones territoriales del partido. Informar todas ellas, transaccionarlas, negociarlas, y finalmente compilarlas en un texto refundido. La Ponencia será el marco de actuación del PP en varias áreas relevantes (sanidad, educación, cultura, dependencia...) en los próximos tres años.
Fueron 327 las enmiendas. La Ponencia Social se presta más que ninguna otra la detalle y muchos compromisarios quisieron enriquecerla de acuerdo con sus conocimientos profesionales o su experiencia social. Más de la mitad se incorporaron directamente y unas cuantas más serán integradas en redacción transaccionada. Para mi, este trabajo es lo importante en un Congreso, más que cualquier discurso. Podría hablar de muchas aportaciones de la ponencia. Su valor, perdón que lo diga, va mucho más allá que algunos de los temas controvertidos que han ocupado los teletipos. Pero sí quiero comentar algo relativo a un incidente del que he sido víctima, igual que otros participantes en el texto. Lo comento aquí porque hay quienes me pregunta al respecto, y tal vez merezca la pena constatarlo. La asociación hazteoir.org ha vuelto a ejercer una actitud intimidatoria contra alguno de nosotros a base de organizar un bloqueo de mi correo electrónico, lo cual considero un ataque contra mi libertad de comunicación. Lo hacían a cuenta de una enmienda que pedía reconsiderar la expresión "humanismo cristiano", que figuraba en el texto inicial de la ponencia que yo mismo redacté y presenté. Esa actitud de intentar privarme de un instrumento básico de mi trabajo, el email, es lo que yo le indiqué al jefe de hazteoir.org que era una "actitud impresentable"; en el fondo, una expresión de totalitarismo e imposición.Es falso, por tanto, que yo haya llamado impresentables a quienes piensan de determinada manera, y nunca lo haría, porque creo en la libertad. Pero esta asociación (que algunos creen que pretende acabar siendo un partido político) no pretendía hacerse oír, sino causar un daño asumiendo el principio de que el fin justifica los medios. Precisamente quienes quieren hacerse oír lo intentan a costa de que otro no nos podamos comunicar. Y también parece lógico pensar que somos los militantes del PP quienes debemos definir nuestras ponencias, sin ser coaccionados por los que no son militantes.
El incidente quedó ahí, aunque haya quien se quiera aprovechar de él para volver a injuriarme, como ha hecho Diario de Navarra esta mañana haciéndose eco de una mentira. Yo sigo satisfecho de poder decir lo que pienso y poder ejercer todos mis derechos democráticos como militante del PP y ciudadano.
Realmente yo apoyo tu incomformidad por expresar tus ideas y pensamiento ya que todos tenemos ese derecho
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