Las sesiones de control discurren con interés decreciente. Lo más llamativo es lo más tempranero, las preguntas que se dirigen al Presidente del Gobierno, a la Vicepresidenta o a algunos ministros significados en la actualidad. Hoy también ha ocurrido así, con el respetable debut de la nueva portavoz socialista y con una zurra que le han querido propinar a Fátima Báñez de que ha salido victoriosa con sus rotundos argumentos sobre la reforma laboral.
Pero en la sesión de control también hay interpelaciones, figura para el debate que apenas logra una sola línea en los periódicos o teletipos del día. Hoy hemos tenido un momento parlamentario interesante, por el debate en el que Durán Lleida interpelaba a Ana Mato sobre la sostenibilidad del sistema público sanitario. No es habitual que el portavoz catalán aparezca en estas lides, y así lo ha reconocido al inicio de su intervención. Pero se lo ha tomado como un asunto prioritario, y de ahí su iniciativa.
Algo preocupante está pasando en nuestra sanidad. O por mejor decir, algo preocupante lleva pasando demasiados años, y ahora a este gobierno que apenas cuenta con 50 días en nómina le va a tocar estructurar un conjunto claro de medidas de reforma y gestión sanitaria que nos permita garantizar un futuro razonable. Durán ha estado a una buena altura, y creo que Mato ha sabido recoger con realismo el guante del debate y comprometer consensos y diálogo útil. Una especie de "pacto de Toledo" en ciernes para nuestra sanidad, un buen reto.
Mientas esto escribo, sé que los sanitarios españoles se están moviendo con preocupación. Me llegan emails todos los días con reflexiones, quejas y, lo más importante, con propuestas de mejora. Veo cierta desesperanza, cierta sensación de haber estado relegados durante demasiado tiempo. Son tiempos de incertidumbres y abunda el escepticismo. Resolver los problemas que me cuentan, y que bien conozco, es urgente e importante a la vez.
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