domingo, 31 de enero de 2010

Ciclotimias presupuestarias


Hoy tocaba día de sensatez, uno de cada diez. La prensa recoge unas declaraciones de Álvaro Miranda -tal vez impactado por su viaje europeo- en las que dice que "cuando una Administración pública ha perdido capacidad fiscal en torno al 15%, como es el caso de Navarra, y más del 20% en el caso del Estado, pues evidentemente hay que reconducir la política de gasto porque no se puede rellenar a base de deuda pública, como algunos querrían.” Bien. O casi. Porque decirlo acentúa la incoherencia de quien lo dice. Las palabras ofrecen dos reflexiones inmediatas. Una es la meramente cuantitativa, al reconocerse que la disparidad entre la caída de ingresos de Navarra y del Estado es de apenas cinco puntos. Hace diez días contaba Miranda en una rueda de prensa que la caída de ingresos había sido en Navarra del 4,6%, frente al 16.5% del conjunto español, y mostraba regodeo por ello. Vemos ahora que el paralelismo entre el desastre de un ámbito y el del otro es bastante mayor del que se nos quiso contar para consumo interno. La otra reflexión es la de la propia incongruencia que se deduce de lo declarado. Es falaz que Miranda diga que son unos indeterminados personajes los que quieren cuadrar la expansión del gasto tirando de deuda. La deuda eres tú, Miranda. Eres tú quien hace tiempo abdicó de la principal responsabilidad de un vicepresidente económico del Gobierno foral. Construiste unos presupuestos deficitarios y endeudados, los defendiste ante el Parlamento y finalmente fueron aprobados con tu complacencia. Y eso retrata tu labor. Sin más.

Más declaraciones. Las de Yolanda Barcina en el Consejo Político de su partido, para criticar que Zapatero decida recortar el gasto público ahora y "no cuando elaboró los Presupuestos para 2010". Bien. O casi. Porque el partido que preside Barcina fue el que el año pasado dio su beneplácito a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2009, que son los que han generado este desastre económico (además de suponer el momento determinante de la ruptura entre UPN y el PP). La basura de los PGE 2009, en los que Barcina colaboró políticamente, han generado que el déficit público del año pasado alcance el 11,4% del PIB y el paro el 18,64%. Eso es lo que define nuestra realidad, y parte de lo que alícuotamente corresponde a UPN, aunque ahora traten de disimular. Y no sólo fue el PGE 2009. UPN también ha apoyado el PGE 2010, el que va a llevar al país de la crisis a la ruina. Aunque este año lo hayan hecho a cambio de la estratosférica cantidad de 5 millones de euros en inversiones menores en Navarra, que a buen seguro ya se ha volatilizado después del recorte presupuestario que se acaba de anunciar. La UPN de Barcina es, empero, mucho más generosa cada año que pasa: durante 2009 ha aprobado también la subida de impuestos de Zapatero y el modelo de financiación autonómica, un desastre económico y político para todos los españoles. Ahora la presidenta regionalista puede decir lo que quiera, en esa actitud que le caracteriza de que en cada sitio cuenta lo que en cada sitio se quiere oír. Verbigracia, igual que cuando le entrevistan en los medios de Intereconomía y habla bien del PP, y cuando se reúne con los jóvenes navarros afincados en Madrid (cuchipanda a 120 euros el cubierto) pone a parir al PP. Política al ojeo. Ante la parroquia critica el recorte, mientras lo vota sumisamente en Madrid.

Zapatero propone reducir el gasto público en 50.000 millones de euros durante los 4 próximos años. Bien. O casi. Porque hace seis semanas que se acaban de aprobar los presupuestos del 2010, y se habló de la solidez del cuadro financiero. Lo que ha mediado en este breve espacio de tiempo son dos cosas. Una, que la deuda que emite España empieza a ser insuficiente para mantener la caldera encendida. El seguro de deuda español (Credit Default Swap) está ya por encima de los 100 puntos básicos, la cifra crítica que Hart y Zingales han propuesto como punto en el que de tratarse de una entidad financiera se tendría que incrementar el capital obligatoriamente convirtiendo a acreedores en accionistas. Así está España, camino del colapso. Y la segunda razón es que Zapatero ha ido por primera y última vez en su vida a Davos, y claro, no era cuestión de contarles allá lo de la Ley de la Economía Sostenible (LES), porque el estruendo de las carcajadas hubiera producido aludes en las nieves circundantes. Lo de la LES se puede contar en Etiopía, pero poco más allá. Tuvo Zapatero que decir que España es solvente, y contar que pensaba reducir en esa ingente cantidad el gasto desbocado. La cifra se detraerá fundamentalmente del presupuesto de Fomento (es lo más fácil), de manera que Pepiño será ya para siempre un ministro sin cartera, castradas todas sus posibilidades de gastar un euro. Eso, a pesar de que en los meses que lleva ejerciendo -sí, son meses, aunque parezca una eternidad- haya prometido el oro y el moro allá donde le ha llevado su road show por toda España. En Navarra prometió el AVE para marzo. Es materialmente imposible. Eso ya lo saben sus compadres Barcina y Sanz. Escucharemos pronto las excusas del trilero.

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